Raymunda Pelaya descubrió, la mañana del martes, en el cajón de las herramientas de su
esposo, el dedo gordo del pie de un niño con un letrerito colgando de una cuerda que decía:
«Si me encuentras a tiempo, siémbrame en tu jardín, si no, atente a las consecuencias.
Raymunda Pelaya, asustada por este objeto tan extraño que había encontrado en su casa,
empezó a analizar este misterioso dedo y se dio cuenta que a pesar de estar cortado, estaba
en perfecto estado, así que pensó que probablemente era un dedo de plástico o algo por estilo
que su esposo estaba guardando para alguna broma de esas que suele hacerle a sus amigos,
así que lo olvidó y salió a su trabajo como cajera en el banco regional. Luego de una larga
jornada laboral se encontró con su esposo para darle la mejor noticia de su vida al: Raymunda
estaba embarazada.
Decidió dejar su trabajo, y empezó a dedicarle las tardes grises a largas jornadas de televisión,
viendo sus novelas mexicanas favoritas, las cuales estaban llenas de aventuras, amores y
desamores.
* * *
Pasaron los meses y Raymunda seguía sin sentir las típicas patadas de bebé con las cuales
anuncian su llegada a este mundo, así que decidió agendaruna cita con el doctor, y como era
amigo de su esposo fue muy fácil conseguirla. Ya iban 7 meses desde que Raymunda estaba
embarazada y no sentía movimiento alguno. Cuando llegaron los resultados sintió tristeza y
desesperación. El bebé estaba muerto. La pareja lloró y antes de que se fueran a seguir su
agonía en la casa el doctor les dijo otra cosa, y es que al bebé le faltaba un dedo del pie.
Raymunda llegó llorando a su casa y en la desesperación fue a abrir la caja de herramientas en
la que se encontraba el dedo. Éste seguía ahí, estaba distinto, no estaba sucio, pero estaba
mojado y la nota había desaparecido. Raymunda entre un mar de lagrimas le preguntó a su
esposo si ese dedo era parte de una broma o si sabia de quien era, porque ya no parecía de
plástico, ya parecía como si estuviera vivo aun así estuviera separado de un cuerpo; ese dedo
estaba vivo. El esposo le dijo que no tenia ni idea y le preguntó por qué tenía un dedo de un
niño en su mano. Raymunda le conto toda la historia.
Como último recurso decidió plantar el dedo en su jardín y dejó que pasara el tiempo.
Un día mientras que dormía escucharon los llantos de un niño y Raymunda bajó las escaleras
rápidamente y vio en su jardín un niño hermoso con los ojos y pelo verde acostado bajo la luz
de la luna, desde ese día Raymunda, el esposo y Pulgarín vivieron felices por siempre. (Hasta la
pandemia).
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