Siempre fui el introvertido, el apagado, nunca pensé que lograría nada, pero
Thomas, él no era así, era intrépido, valiente, sabía conversar, todo era una
aventura, los viajes con él, las pláticas, eran algo que me encantaba. Cuando ya
habíamos tenido muchas aventuras, él me impulsó a más, ya era locura, pero me
encantaba; le lanzábamos piedras a los carros, robábamos todo lo que estuviera a
nuestro alcance. Aunque nadie nos veía haciendo estas cosas, siempre que iba con
él la gente me juzgaba, me miraban raro, pero nada nos detuvo, ni siquiera cuando
pasamos el nivel moral, comenzamos a degollar perros, gaviotas, todo lo que estaba
en nuestro alcance, pero todo tiene un límite, o eso creí. Cuando Thomas y yo
asesinamos a una persona, fue tan especial como me imagine, cada gota de sangre
me parecía espectacular, pero el miedo pudo conmigo y escapé.
Poco después conocí a alguien, una chica que me hacia reir, era hermosa, se
llamaba Ana, pude dejar todo atrás, y solo pensar en ella, estuvimos juntos por un
tiempo, pero a Thomas no le agradó, y me dio una visita. Con un arma en sus
manos Thomas tiró la puerta, gritó mi nombre y dijo que había venido a matar a Ana, ella
estaba demasiado confundida así que para protegerla la encerré en el closet. Me
escondi detras de la puerta de mi habitación, y esperó; paso tras paso escuchaba
cómo venía, cómo se acercaba, cada pisada de él era una gota de sudor en mi
rostro, y de repente dejó de caminar, vi que asomó el arma, lo agarré con todas mis
fuerzas, con un puño le quite el arma y lo cogí del cuello, lo tire al piso y lo comencé
a asfixiar, pero él no intentó quitar mi mano de su cuello sino que cogió el arma. Por
el ruido Ana se asomo pero Thomas le disparó; solté un grito y apreté más duro su
cuello, él, rápidamente, me apuntó, yo lo vi e hice un giro para que no me pudiera
dar, pero disparó... Quedé impactado y no sabía que había pasado, entonces sentí
que algo chorreaba por mi hombro, miré a Thomas y vi que tenía un hoyo en la
cabeza, falló el tiro. Con el corazón en la mano fui a ver a Ana, ya había fallecido.
Me quedé llorando y cargando su cuerpo hasta que la policía llegó.
Cadena perpetua, así me condenaron, pero eso no fue lo peor, lo peor fue que me
llamaron por mi nombre, me llamaron... Thomas
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