12 de septiembre de 2023, 4:45 am
Mientras se dirigía en su RTJ 300 hacia el Centro de la Ciudad, Marcel se
preguntaba por el condicionamiento que el giro de la tierra generaba en lo habitual
de las dos tercias partes de la especie considerada humana: Cumplir una jornada
de 8, o más bien 7 horas si se deduce la hora del café y el chisme en el pasillo.
Además, el sinnúmero de responsabilidades que aguardaba el día a día. Luego,
llegar a casa, decidir con qué actividades de los miles que se planean a inicio de
año, se optarán por hacer; mientras las ojeras del día y el beat en la cabeza que
queda después de un día de papeles y versos de complicidad, sugieren
simplemente, sumergirse en un mundo de emoticones, sonrisas y paisajes, que el
producto de la evolución tecnológica va plasmando en el display. ¡Tas! De repente
el golpe entre el jeep y la motocicleta lo sacaron de sus pensamientos. Ninguno de
los dos conductores se percató de la falla del semáforo, que para uno estaba en
amarillo intermitente y para el otro también. ¿Será este día, un día de novedades?
Fue lo que vaticinó Marcel con dicho preámbulo.
No estaba tan alejado de la realidad. Al dirigirse a cumplir con sus obligaciones
como columnista de opinión en el edificio con el letrero Mede-Zeitschrift, fijado en el
alféizar de la ventana principal de la compañía de revistas, Marcel veía como un
pequeño incendio en la planta baja del edificio, incentivaba la carrera de 32
empleados usando el tapabocas, debido a un virus que asolaba el país hacía más
de dos años. Justo ese momento, Nancy y Germán pronuncian en un acorde mayor,
el particular apodo que lograron establecer en una amistad de más de 14 meses:
¡Marcho! Búscanos en el café de Rosa. Marcel estaciona su RTJ 300 con una
disimulada sonrisa, evitando que don Gabriel, el presidente de la sección de
Ciencia, detectara cierto goce por la oportunidad que generó el incendio.
Inmediatamente, Marcel asienta sus desteñidas botas, en un compás de tres
cuartos por el pentagrama que trazaba la Avenida Turquesa hasta el café de Rosa.
- ¿Crees que el incendio fue provocado? Pregunta Marcel esperando la respuesta
o de su compañera o de Germán. - La misma pregunta me hice yo – responde
Nancy- Según el chat del grupo, el incendio se generó por una colilla de cigarro al
interior de una de las cajas de almacenamiento. Y según tengo entendido, la revista
ha pensado en despedir a varios redactores, especialmente de la sección de Arte.
Nada raro que alguien de esa sección lo haya hecho. –No lo creo-Se pronuncia
Germán- Esa sección ha sido el boom mediático del momento, su marketing en
redes y su distribución en las tiendas de cadena, arrasaron en ventas el mes
pasado. Supongo que el problema viene por el manejo de regalías. La secretaria de
cartera me contó de un desvío en los fondos que patrocinan la red de revistas
locales, y lo más extraño del caso, es que el personal de Contaduría no ha salido a
almorzar toda esta semana por mantener sus reuniones a puerta cerrada. Como
está la cosa, en ese departamento se está escondiendo algo y un revolucionario del
personal externo, quien por la carencia de cámaras en el edificio y por no poder
pronunciarse frente a la situación, se está desquitando con el inmueble del edificio.
–Nancy, Germán y Marcel, se miran con escrutinio, como si en sus rostros se
dibujara el nombre de las personas implicadas.
Después de culminar las labores repartidas por correo electrónico debido al
incendio, que por fortuna fue controlado a tiempo, Marcel decide dejar “la abeja” –
como llama a su RTJ - en el parqueadero de la compañía y caminar a casa, con el
deseo de despejar su mente y recorrer el sendero que tanto lo relaja, el del costado
recubierto por una hilera de árboles arqueados, como si esperaran a cada
transeúnte y posaran sus ramas para hacerles una venia.
13 de septiembre de 2021, 4:50 am
Empieza un nuevo día para Marcel, tiende su cama, selecciona la canción para
escuchar mientras se ducha, se peina de medio lado, se viste, prepara su tradicional
agüita con jengibre, limpia la bandeja de entrada de mensajes en su celular, lee la
prensa, descuelga su tapabocas y emprende el viaje en bicicleta hacia Mede-
Zeitschrift. Se adentra en sus pensamientos y ¡Tas! Apenas llega al semáforo de la
Calle 56, sale de ellos. Presencia el choque entre una Land Cruiser y un pequeño
Volkswagen, ocasionado por la intermitencia en rojo del semáforo. Por fortuna,
nadie herido. Marcel se pregunta por las sorpresas que deparará el día.
Después de recorrer dos cuadras, y el Sendero arbolado, llega al edificio de la
revista, e inmediatamente ve la fila de empleados de la segunda planta evacuando
el edificio con su tapabocas a medio poner, como protesta al virus. ¡Marcho! -le grita
Nancy con el tono del café matutino- Trabajemos donde Rosa, hubo una inundación
por el averío de un tubo en los baños. Sentados en las sillas de costumbre en el
café de Rosa, Marcel le pregunta a Nancy si la inundación fue provocada como
respuesta al retraso en el aumento salarial prometido a los de la sección de
Deportes. –Jmmm, lo curioso, Marcho, es que esa sección recibió la mayor
Comisión de ventas en el último trimestre. Al parecer, Germán ya tiene el dato de lo
que ocurrió con esos ingresos, qué departamento está por debajo de la mesa
repartiendo dólares y quién fue el que ocasionó la inundación. Debido a que su
oficina queda en la planta baja y esta no se vio afectada, por eso no pudo reunirse
a trabajar acá en el café con nosotros. -Mmmm, está bien-Responde Marcel con un
dejo de incertidumbre- Reunámonos mañana y desentrañemos esta situación. -
Retoma la posición de sus dedos en las teclas del computador y continúa digitando.
14 de septiembre de 2023, 4:55 am
Mientras pone a calentar agua para su bebida ancestral, Marcel selecciona la opción
aleatoria y da inicio a la variada lista de reproducción que tanto lo caracteriza, apoya
su celular cerca al lavamanos, enciende la ducha y se enjuaga al ritmo de
Satisfaction de los Rolling Stones. No se inmuta en peinarse, se viste deprisa para
evitar llegar tarde, bebe su agua con jengibre, descuelga las llaves de la Toyota,
ajusta las tiras de su deshilachado tapabocas, sale del apartamento y emprende el
viaje hacia Mede-Zeitschrift. Acercándose al semáforo de la Calle 57, observa como
un auto atropella a un ciclista por la falta de iluminación del semáforo. El ciclista se
levanta sin rasguño alguno y continúa pedaleando. Surge en Marcel una extraña
sensación, al suponer el día que le espera. Apenas desciende de su auto, al llegar
a la compañía, observa como el personal de toda la planta sale corriendo y se
alarma por lo que está pasando. Mientras busca a Nancy y a Germán entre los más
de 60 empleados de la revista, ve como por la ventana principal del edificio, se
difunde un sinuoso volumen de gas. ¡Hey, Marcho! -Gritan al unísono y tosiendo,
sus dos amigos-. Se une a ellos y se dirigen por el café matutino a trabajar al café
de Rosa. Después de informar a Marcel que hubo un escape de metano en la
cafetería del edificio, Germán comenta, que al llegar antes que todo el personal,
como de costumbre, vio a alguien encapuchado manipulando las válvulas de las
tuberías de gas con un par de herramientas. Logró identificar fácilmente al sujeto
sin que este se diera cuenta. Además, les comentó que al dirigise a la oficina,
alguien dejó en su escritorio un conjunto de pagarés, fotografías y el balance
económico de cada sección de la revista. Esto evidenciaba las exorbitantes cifras
de ventas y una lista de injustificados gastos, dando cuenta de un desfalco. Anexo
al balance, una nota en tinta negra con letra garabateada, revelaba el nombre del
departamento encargado de tremendo nicho fiscal y sus protagonistas. Al ver los
rostros expectantes de Nancy y Marcel, Germán esboza la primera consonante de
un nombre y en ese preciso instante, suena la alarma de las 5:00 am del día 12 de
septiembre de 2023, recordándole a Marcel que no existen en una misma historia,
semáforos descompuestos, choques, virus, incendios, inundaciones, fugas de
metano, ni revolucionarios y corruptos. Que el edificio que da vida a Mede-
Zeitschrift, Nancy, Germán, el Café de Rosa y el sendero arbolado, no eran más
que un producto de su cerebro relativizando el tiempo y creando con ellos una
historia de casi 72 horas, en los 15 minutos previos al sonar de la alarma de su reloj.
Indicándole que, a sus 7 años, era hora de seguir soñando, pero ahora, con los ojos
abiertos.
Ciprés-75
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