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Mis 15 en cuarentena.

Esta cuarentena ha sido de las experiencias más raras que he vivido, nunca en la vida me hubiera imaginado que me tocaría algo como esto, que es como de película.

 

En cuanto estar encerrada 24/7, lo odio y lo amo, pues nunca he sido de salir mucho a la calle, no es algo que me guste demasiado, de hecho, nunca busco salir; pero ahora quiero salir todos los días, al verme obligada a estar encerrada, algo en mi despierta y ya quiero salir. La convivencia con mis papás ha sido de lo más difícil, pues no me llevo muy bien con mi papá, de hecho, casi nunca hablamos, y estar encerrada con él, deja abierta casi que la obligación de hablar siempre con él, es agotador.

 

Y en cuanto a mi mamá, las cosas son más fáciles, aunque no mejores, pues tanto con mi papá, como con mi mamá, chocamos mucho, pues los tres tenemos personalidades muy parecidas, llevándonos a pelear constantemente, aunque al final no es tan malo.

 

He desarrollado varias habilidades, como el dibujo (cosa que todavía no se me da muy bien) he cocinado mucho durante estos meses, es una forma como de desestresarme, creo yo.

He aprendido que hay que valorar esos momentos que pasamos con amigos y familiares, porque no sabemos cuándo va a ser el último; por ejemplo, ayer estaba recordando que la última vez que vi en persona a toda la familia fue el 7 de marzo, para el cumpleaños de mis primas mayores, y yo no era consciente de que era la última vez que los vería en mucho tiempo, me hubiera gustado disfrutar más ese día.

 

En cuanto a amigos, es diferente, pues aunque tengo con quienes comer en el colegio, y son muy amables, no me termino de acomodar a todo, sinceramente extraño mucho a mis amigas de mi primer colegio, pues pasé mis primeros años con ellas, desde que me cambié de colegio, no he encontrado a nadie con quien pueda ser yo misma, pues realmente soy una persona muy explosiva y parlanchina, pero no lo he sido en un tiempo, pues no tengo tanta confianza con mis nuevos compañeros como para abrirme de esa manera; en conclusión, no extraño para nada ir al colegio, de hecho prefiero los talleres así, pues no necesito convivir mucho con otros compañeros de mi edad, ni tampoco subir esas escaleras de la entrada que te dejan sin aliento y que odio con todo el alma.

 

Este virus, a mí, me ha traído cosas buenas, aunque a un tío médico le dio coronavirus, y en este momento, una tía en México lo tiene.

 

El sábado 16 de mayo cumplí 15 años, y aunque no quería una fiesta, me hubiera gustado pasar ese día con mi familia, aunque también me gustó mi fiesta improvisada.

 

Es una experiencia que definitivamente me va a dejar cosas buenas a futuro, como nuevas habilidades y nuevos conocimientos, siendo así, al final no es tan malo.

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