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Orgullo y prejuicio / Envigadeñas 

Esta novela fue escrita en 1813 donde se describe la vida de las mujeres en el siglo XIX  mostrándonos sus roles caseros en los que unos de sus mayores propósitos, era tener un marido; aunque Lizzy también nos muestra cómo no deseaba casarse por otra razón que no fuera por amor.  

Podría hablar sobre la mujer europea en la época del realismo, de sus costumbres, de su añoro al amor y su poca participación activa en la sociedad, podría hablar sobre las mujeres que se nos presenta en el libro, pero Orgullo y prejuicio es un reflejo de su autora. 

Jane Austen siendo una talentosa escritora la sociedad le imponía un sesgo de que ese no era su lugar, que esa no era una labor para las mujeres; por lo que su primera publicación tuvo que ser  anónimamente y podemos imaginarnos lo degradada que fue solo por querer cumplir sus sueños y  ser fiel a su pasión. 

Y como Jane existieron muchas más escritoras revolucionarias que abrieron el camino de la literatura hasta la actualidad, mujeres que me abrieron el camino para poder desear ser escritora, para no tener miedo al impedimento social a seguir mi pasión solo por el hecho de ser mujer; escritoras que deseo leer, conocer y amarlas con más profundidad. Con esto me refiero a que ya  las valoro por su gran papel, valoro inmensamente a Olympe de Gouges, Mary Wollstonecraft, Mary Shelley, Emily Dickinson, Emilia Pardo Bazán, Else Lasker Schüler y a Virginia Woolf.  

Las valoro por ser las autoras que me acompañaron en mi once, las que conocí como mi pequeño  acto de protesta en mis metodologías en las que no se me enseñó de autoras importantes para nuestra historia, y puede que no llegue a leerlas a todas o que no me enamore de su literatura o  que aprenda cosas nuevas sobre ellas que no me convenzan como personas; pero las amo por su valor, por su determinación y por su lucha que pudo haber sido sin la intención de un cambio de gran magnitud.  

Y he aprendido a amar más a las mujeres que hicieron parte importante de la historia, del camino construido, he aprendido a ser más curiosa, a querer conocerlas y agradecerles. 

Y como dije anteriormente, podría solo hablar sobre las europeas, que su labor llegó a ser reconocida mundialmente, sin embargo; quiero enfatizar en las mujeres del lugar en el que habito.  

Quiero hablar de las mujeres envigadeñas porque, aunque no soy envigadeña de nacimiento, Envigado es el que me ha visto crecer; es el territorio en el que he aprendido, he amado, he llorado, acá están mis inspiraciones, mi hogar, parte de mi historia, es donde he podido recorrer el camino de  ser mujer, donde he sido dichosa de privilegios por los que mis antepasadas luchaban.  

Por eso mi sentimiento por las envigadeñas es nostálgico, agradecido, amoroso. y es un sentimiento para:  

-Débora Arango quien expresó sus necesidades, estableció sus derechos y se adueñó de su  cuerpo. Débora habló sobre sus inconformidades y la conocían por su denuncia en contra de ellas. Ejemplificado en el momento en el que su profesor de arte le negó la asistencia a ella y a sus compañeras a una clase de desnudos por no tener pantalones, entonces fue a su hogar y  confeccionó unos a su medida a partir de unos de hombre para manifestarse en contra de tales argumentos y exigir su ingreso.  

-Olaga Lucía Ramírez Ramírez y Luz Stella Ospina Murillo, que buscaron sacar a las mujeres del conflicto armado, re dignificarlas como ciudadanas y educarlas para participar políticamente desde La ruta pacífica de las mujeres, movimiento feminista para la visibilización de efectos de la guerra colombiana en las mujeres.  

-Sonia Tamayo Restrepo, escultora de la obra La piedra del Ayurá; escultura ubicada frente al  hospital Manuel Uribe Ángel que he visto cientos de veces en uno de mis recorridos cotidianos, pero nunca me cuestioné su significado, su artista ni el impacto que podría llegar a tener en mí algún día. 

-Adelaida Correa Estrada, que en el mismo siglo que Austen, hacía parte de primeros auxilios a combatientes heridos y en 1864, a sus 14 años, fue nombrada por el Gobernador “la primera maestra de Sabaneta” y fue la impulsora de la primera escuela de la comunidad.  

-Emilia Garcés Correa quien tenía el don y la pasión por el canto, pero desafortunadamente no llegó  muy lejos por miedo a enfrentar a la autoridad familiar, aunque sí lo suficiente para llegar a escenarios a los que no habían llegado las mujeres del municipio.  

Concluyo mi último trabajo de mi materia preferida con la conciencia de cuestionarme, de aprender  y enamorada de la historia de mi género.  

Concluyo un camino de crecimiento intelectual, con calidez y sensibilidad a mi alrededor, a mi tierra; y con el gran descubrimiento de la escritura. 

Aprendí a ver la literatura con otros ojos, con pasión; aprendí a creer en mí después de unos cuantos empujones y a valorar mis privilegios para  escribir con libertad.  

Creo que todo el recorrido se originó en la imaginación.  

En imaginarme como escritora en otra vida, como algo improbable, una fantasía por la que no tuve  la determinación de trabajar hasta que llegué al fontán y mi tutor elogió un talento literario que no había descubierto. Desde ese momento la imaginación fue en ascenso, empecé a creer en mí, en que tengo mucho que decir y que tengo la capacidad de expresarlo; un punto al que no creo que hubiera  llegado mucho tiempo después si no hubiera sido por ese empujón.  

Empecé a querer ver la vida desde otra perspectiva, a narrar en mi mente desde los detalles más  simples, a tratar de verme como un tercero, a romantizar un poco más la vida, a abrazar un poco más la tristeza.  

Y creo que muchas veces la tristeza nos mueve artísticamente; las letras han  sido mi desahogo, mi lugar para encontrar el orden, el complemento para poder notar las partes más bellas, más curiosas o las que pasan desapercibidas de la vida.  

Tal vez a Débora también la movió la tristeza, la decepción, la inconformidad social mientras recorría las calles que ambas logramos habitar. Tal vez compartíamos pensamientos y disgustos paseando por las mismas vías o tal vez caminé sobre sus pasos en su propio hogar con las mismas inquietudes, con el mismo amor a la libertad.  

Y mi conexión con las mujeres de mi municipio empezó recorriendo su antigua casa. Imaginándola desde su infancia corriendo con sus hermanos y notando las diferencias en el trato desde temprana edad entre mujeres y varones. La imagino en su adolescencia y todos los temores que conlleva, imagino su horror al ser acosada por primera vez, imagino el pánico que pudo sentir si algún muchacho se sobrepasó con ella alguna vez, comparto su rabia, angustia y ansias de un cambio al ser tratada como un ser inferior, como un objeto.  

Comparto su rebeldía, sus ganas de reflejar en su arte las penas de la sociedad que lleva a la reflexión con la esperanza de un cambio. 

Ensayo de PL de Isabella Arengas 

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