Ninguno de nosotros pensamos que esto nos iba a tocar, pensábamos que estas cosas solo eran historias inventadas por nuestros abuelos o que solo pasaban en los siglos anteriores por falta de tecnología. Vivimos en una época donde la tecnología es fundamental para el crecimiento humano, en la que nos alejamos de las personas que tenemos al lado por estar pegados a un celular creyendo que eso nos acerca más a la persona que tenemos lejos.

 

Lo que esta pandemia nos ha demostrado es que, aunque la tecnología nos ha sido muy útil para llevar una vida normal, pues, lo que se puede decir normal, las empresas donde antes decían que el teletrabajo no era posible, se tuvieron que adecuar a lo que habían dicho que era imposible. Los colegios se adecuaron a una nueva forma de educar a los estudiantes, se podría decir que muchas cosas cambiaron correctamente, ¿pero que nos ha pasado con la vida social?

 

Aunque todo ha marchado bien, a lo jóvenes nos hace falta estar con los amigos, nos hace falta salir y no estar en un mismo lugar todo el día; se podría decir que para mí es fácil porque tengo techo, comida, educación y varios lujos, pero no me quiero imaginar otros niños que no tienen todas esas cosas y que solo viven el día a día.

 

Todos deberíamos aportar y ayudar a la otra gente que lo necesite.

 

Lo que se puede decir de toda esta pandemia es que lo que más afectó fue la vida social; muchos jóvenes se estresan más; el deporte lo tuvieron que suspender para proteger la vida.

 

Esta experiencia con el coronavirus ha sido algo raro, yo he aprendido a valorar más a la familia, he aprendido a valorar los pequeños gestos, aprendí que el simple hecho de estar con una persona que uno quiere es lo mejor.