La vida en cuarentena fue, sin duda, un gran cambio para todos, la vida tal y como la estábamos llevando la tuvimos que cambiar bruscamente, sin un previo aviso.

 

Olvidar cosas tan simples como ir al colegio, ir a caminar, salir a ver a tu familia, cosas que quizás dábamos por hecho fue un golpe para todos, nadie se espera que un día le digan que para continuar debes taparte la cara.

 

Hace pocos días, tuve la oportunidad de salir de la burbuja en la que estoy, tenía bastante miedo, y ese temor no paró sino hasta que llegué de nuevo a mi casa y pude bañarme, en la calle tuve que adivinar la expresiones, las sonrisas y la angustia bajo un tapabocas, sentía que el aire me faltaba, noté también que a pesar de estar en la mitad de una pandemia que está arrasando el mundo hay cosas que simplemente deben de seguir, debemos cambiar de acuerdo con la situación, adaptarse y afrontar.

 

Nunca pensé que me tocaría vivir algo como esto, llegó un punto en el que me cansé de escuchar noticias, y debo admitir que consideraba este virus “una gripita” pero tampoco creí que, aunque no lo he contraído sería capaz de hacer cambios en mi vida.

 

Tengo la ventaja de poder estudiar desde casa, de que puedo seguir haciendo algo de lo que antes hacía, extraño mucho salir, pero sé que hay cosas más grandes que ese capricho.

 

Creo que toda esta experiencia me va a ayudar a ser más paciente y aunque suene algo quemado, a valorar las cosas de la vida, los detalles y las personas.